Autorretrato en el Nevado de Toluca. Juan Rulfo, 1950.
Me haré a la idea de que te soñé es un experimento en video de una idea original que tomé prestada de José Emilio Pacheco (¿Qué tierra es ésta?). JEP usó fragmentos de la obra de Juan Rulfo para construir un poema-homenaje (1980) con sus palabras. La premisa me pareció fascinante, además de subrayar la cualidad poética que puede llegar a tener la prosa, Pacheco hizo “hablar” a Rulfo muy parecido a lo que hizo el poeta cubano Roberto Fernández Retamar con Jorge Luis Borges en su Otro poema conjetural. Con esto en mente fue que hice el mismo ejercicio de intervención, pero en lugar de jugar con las palabras escritas, usé algunos audios de Juan Rulfo del acervo de la Fonoteca Nacional (Pedro Páramo y Luvina) e hice un collage. El resultado final es un poema con su propia voz.
Este trabajo se presentó en la Casa de la Cultura Frissac, en la ofrenda de Día de muertos que auspició la Delegación Tlalpan durante el mes de noviembre de 2017.
- Música: Juego de Sombras de Raúl Tudón, del disco Voces del viento, Vol 1.
- Fragmentos de audio: Pedro Páramo, Luvina, y Un pedazo de noche. Fonoteca Nacional.
- Fragmentos de video: Luz de la memoria. Memoria de un aparecido: Juan Rulfo. CANAL 22.
Me haré a la idea de que te soñé
Homenaje a Juan Rulfo con sus palabras
Despierta, le dicen
reconoce el sonido de la voz
pero el cuerpo se afloja
y cae adormecido
aplastado por el peso del sueño
No había estrellas
sólo un cielo plomizo y gris
aún no aclarado
por la luminosidad del sol
una luz parda
como si no fuera a comenzar el día
como si apenas estuviera
llegando el principio de la noche
Despierta, le dicen
entonces oyó el llanto
el hombre aquel que hablaba
se quedó callado un rato
mirando hacia fuera
Uno oye
uno oye rumores
pies que raspan el suelo
que caminan
que van y vienen
Está allí
como sí allí hubiera nacido
y hasta se puede probar y sentir
porque está siempre encima de uno
apretada contra de uno
y porque es oprimente
como una gran cataplasma
sobre la viva carne del corazón
Despierta, le dicen
otra vez el llanto suave
pero agudo
un llanto delgado
que quizá por delgado
pudo traspasar la maraña del sueño
llegando a lugar donde anidan los sobresaltos
Despierta, le dicen
afuera seguía oyéndose
cómo avanzaba la noche
pues es cuando uno se acostumbra
al vendaval que ahí sopla
no se oye sino el silencio
que hay en todas las soledades
y es que ahí el tiempo es muy largo
nadie lleva la cuenta de las horas
y a nadie le preocupa cómo van
amontonándose los años
Despierta, le dicen
los días comienzan y se acaban
pero es lo mismo
eso lo despertó…