
Mi nombre es Javier Tinajero R. Nací en la Ciudad de México tres días antes de que llegara la primavera de 1982, según mi madre fue un viernes al mediodía y hacía frío.
He estudiado Artes Visuales, Budismo, Filosofía y Letras, Lengua y Literatura, así como Escritura Creativa. Sin embargo, antes de todo eso, creía en un Dios redondo y quise ser futbolista.
Me considero un necio autodidacta. Pienso que la única educación es la que uno puede darse a sí mismo, y que la mejor escuela es la atención y la curiosidad.
Desde niño me ha sucedido que me obsesiono con algún tema hasta agotarlo por un tiempo indeterminado. En los últimos tres años me ha pasado con el horneado de pan, la masa madre, el Wu Wei, el cine de Paul Thomas Anderson, el ajedrez, los meteoritos, el Shodo, los vinos australianos, el running y las novelas policiacas.
Comencé a escribir a los 17 años de edad cuando un amigo me regaló Altazor, un librito de poesía del escritor chileno Vicente Huidobro. Esa lectura fue iniciática.
Publiqué mi primer poemario en 2014. Es un libro de poemas sobre sueños o sueños de poemas. Lo titulé Párpados y pájaros y tuve la fortuna de presentarlo en La casa del Poeta “Ramón López Velarde” y en la UNAM de San Antonio, Texas.
En el año 2015 escribí con unos amigos un poemario para ser leído en voz alta. El resultado está en un pequeño libro titulado: Poemas para encontrar el tiempo en una tarde de viernes. Este trabajo detonó un cambio en mi escritura y un año más tarde originó El tiempo rueda, un poemario sobre la transitoriedad.
En 2018 diseñé un taller de escritura para la UNAM que enfatiza la poesía como una método para el desbloqueo creativo. Lo bauticé Pájaro del instante y desde ese momento hasta ahora lo he impartido a más de 100 escritoras y escritores de México y Latinoamérica.
Esta primavera de 2023, la Editorial Buenos Aires Poetry ha publicado mi trabajo más reciente: Defectos nutritivos. Un libro que reúne los últimos 7 años de escritura.
Además, actualmente estoy escribiendo un ensayo sobre la correlación entre la identidad y el quehacer poético, y también tengo otros proyectos experimentales en marcha, como un diario de haikús llamado “Haikusimios”, una novela negra en proceso y mi siguiente libro de poesía, aun sin título.
Por otro lado, suelo utilizar Twitter como una especie de “inventario de una identidad fragmentada”, en el que comparto pensamientos que pasan por mi mente. Y en Instagram, me gusta mostrar lo que llamo mi “imaginario poético”, compartiendo lecturas y recuerdos de vez en cuando.
A pesar de que nada de esto refleja realmente quién soy, mantengo una firme creencia en el poder de la escritura como herramienta para comprender el mundo, a los demás y, fundamentalmente, para el autoconocimiento.